El pueblo pesquero de Dragør se ubica en el extremo de la isla de Amager, a 12 kilómetros de Copenhague. A pesar de la cercanía a la capital danesa, conserva un aire de pueblo y olvido que nunca había notado a tan corta distancia. Se mantiene aislado de la gran urbe, a su apacible ritmo.
Su fundación, hace más de 900 años, se debió a los grandes bancos de pesca que había en el Estrecho de Oresund, principalmente de arenque. Hoy quedan las construcciones, y un centro histórico muy bien conservado.
Lejos quedan esas épocas doradas de pueblo ermitaño, dedicado a la pesca y al cultivo de zanahorias. Grandes buques cargueros pasan por delante de Dragør, donde las últimas familias de pescadores artesanales siguen saliendo del puerto día a día en busca de arenques. La ascendencia holandesa en los campos ya se vio reemplazada por el cultivo moderno. Nuevos barrios se crearon en la periferia. Líneas de colectivo, escuelas, hospitales. El modelo de bienestar danés incluyó a este pueblo, que lucha y resiste por no convertirse en un suburbio de Copenhague. En conservar su propia identidad.