Uno de los aspectos en los que los antiguos nórdicos se diferenciaban de otras sociedades era el rol social de la mujer. En este artículo queremos realizar una aproximación a la situación de las mujeres vikingas. O mejor dicho, la situación de las mujeres en la sociedad escandinava durante la Era Vikinga.
Empezaremos aclarando que, en sentido estricto, la palabra ‘vikingo’ hace referencia no a los pueblos escandinavos como tales sino a aquellos de sus miembros que participaban en expediciones de ultramar. Si hubo mujeres nórdicas que participaron en estos saqueos e incursiones es una cuestión que abordaremos más adelante.
La situación de la mujer en la época vikinga
Sus funciones
Estamos hablando de una sociedad patriarcal en la que las mujeres vikingas estaban excluidas de los asuntos públicos. Eso sí, su papel iba mucho más allá de dar hijos y se les podía atribuir valores como el coraje con total normalidad. Comparada con las civilizaciones cristiana y musulmana de la época, la población femenina escandinava gozaba de más libertades y relevancia social.
Las madres eran las encargadas de educar a sus hijos en cuestiones como los valores morales, la religión, las tradiciones o las leyendas. Eran, pues, agentes fundamentales en la transmisión de la herencia cultural nórdica. Mientras que las niñas lo aprendían todo de sus madres, los niños recibían formación sobre la lucha o las tareas agrícolas pesadas de parte de sus padres.
No podían llevar armas… pero sabían manejarlas
El rasgo distintivo de los hombres libres era su derecho (y casi obligación) a portar armas. Las mujeres vikingas estaban privadas de llevar armas como una medida de protección. Esto se debe a un curioso razonamiento: para los nórdicos, atacar a un hombre libre desarmado era algo extremadamente deshonroso; al estar desarmadas, atacar a una mujer era un crimen abominable. De hecho, las violaciones de las mujeres libres estaban castigadas con la pena de muerte.
Hay que aclarar que, si bien las mujeres no tenían derecho a portar armas, definitivamente sí sabían pelear con ellas. Saber defenderse era fundamental dado que los hombres se ausentaban de sus granjas durante meses y eran las mujeres las que debían protegerse tanto a sí mismas como a los niños y ancianos.
Estatus sociales
Según su estrato social, podemos distinguir entre varios tipos de mujeres vikingas. Casi siempre, el estatus de un escandinavo venía heredado de su madre, no de su padre. Es decir, los hijos de una esclava eran esclavos mientras que los hijos de una mujer libre eran personas libres.
Por otra parte, el matrimonio era una institución esencial. La sociedad nórdica estaba dividida en clases y la movilidad social era muy escasa. De tal manera, se convenían matrimonios entre miembros del mismo estrato.
Mujeres nobles
Las esposas de los jarls o nobles sin duda gozaban de la mejor situación de entre toda la población femenina escandinava. Tenían mujeres de compañía y esclavas que realizaban todas las tareas domésticas.
Mujeres libres
La húsfreyja (del nórdico antiguo hús o casa y freyja o mujer) era la esposa de un hombre libre. Su estatus estaba representado por el manojo de llaves que colgaba de su cinturón. Estas llaves abrían tanto la puerta de su casa como sus arcones o cofres, por lo que el número de llaves era también un símbolo de riqueza.
Las mujeres libres eran las dueñas de las casas y gestionaban estas propiedades sin necesidad del consentimiento de sus esposos. Cuando éstos se ausentaban (para comerciar o para saquear, por ejemplo), eran las mujeres las que se hacían cargo del resto de la granja con ayuda de los esclavos.
Por otra parte, sus labores comprendían tejer, cocinar, organizar y conservar alimentos. Traían parte de la comida a la mesa mediante la recolección de frutos secos o la caza y pesca menores. También se encargaban de atender a los enfermos.
Esclavas
Como explicamos en nuestro artículo sobre los thralls, las esclavas tenían dos funciones: trabajar y satisfacer las necesidades sexuales de sus dueños. Las siervas atendían las labores del hogar (tejer, cocinar, limpiar, cuidar de los niños, etc.) y trabajaban duro durante las épocas de siembra y cosecha. Vivían en la zona más oscura y menos confortable de la casa, junto a los animales.
En algunos casos, las esclavas jóvenes y atractivas podían estar un poco mejor consideradas por sus amos. En cualquier caso, las esclavas eran consideradas a efectos legales como animales domésticos. No tenían derechos y sus amos podían maltratarlas e incluso darles muerte.
Matrimonio
Como hemos comentado, el matrimonio se producía entre familias de estatus similar, y tanto el novio como la novia aportaban la misma suma de dinero. Los matrimonios reforzaban alianzas entre clanes o servían para firmar treguas.
Aunque había laxitud en cuanto a la libertad sexual de las mujeres solteras, se esperaba que fueran castas antes del matrimonio y fieles durante el mismo. Lo más preocupante es que una mujer soltera engendrara niños. En una época sin anticonceptivos efectivos, un hijo no reconocido suponía una carga económica para sus familias.
Durante, la época vikinga era comúnmente aceptado que los hombres casados mantuvieran relaciones polígamas con otras mujeres, entre ellas las esclavas. Incluso podían mantener concubinas de familias humildes, y los hombres más pudientes podían tener más de una esposa. De ahí procede la expresión latina matrimonio more danico («a la manera danesa»), acuñada para los vikingos normandos.
Si una mujer cometía adulterio, el castigo oscilaba desde multas hasta la muerte. Por el contrario, la única manera en que un hombre podía incurrir en adulterio era teniendo relaciones sexuales con la esposa de otro hombre.
Divorcio
Una característica que distingue mucho a las mujeres vikingas es el divorcio. Al igual que los hombres, las mujeres podían exigir el divorcio libremente. Únicamente bastaba con declararlo en presencia de testigos. Era más habitual que el divorcio fuera solicitado por una mujer, y los motivos más comunes eran la infertilidad, los malos tratos o la mala gestión económica.
Al divorciarse, la mujer tenía derecho a recuperar la dote que su familia había aportado al casarse. Además, si la causa del divorcio era culpa del marido, también tenían derecho a exigir la otra parte de la dote más un tercio de las propiedades que tuvieran en común.
Viudedad
Las mujeres heredaban todo de sus esposos muertos y asumían la gestión de sus propiedades y negocios. Podían volver a casarse, y algunas acumulaban grandes fortunas después de casarse de varias veces. Esto podría explicar tumbas femeninas tan suntuosas como la del barco funerario de Oseberg, expuesto en el Museo de Barcos Vikingos de Oslo.
¿Existieron las mujeres guerreras o escuderas?
Sin duda, la imagen que nos viene a la mente cuando hablamos de mujeres vikingas es la de las famosas skjaldmö o escuderas. Las sagas nos hablan de algunos casos, como el de Lagertha, y de hecho se han hallado unas pocas sepulturas de mujeres con armas.
Podemos deducir que en las grandes expediciones, las mujeres participaban para atender a los heridos, cocinar y ocuparse de las tareas domésticas. Sin embargo, el número de las que tomaron parte en batallas o incursiones debió de ser reducido. Esto obedece a una razón obvia: si tanto los hombres como las mujeres jóvenes se marchaban durante meses de sus tierras, ¿quién cuidaría de los niños y las granjas?
La llegada del cristianismo
A medida que la fe de Cristo se fue remplazando al paganismo en los territorios nórdicos, la cultura se fue homogeneizando con la cristiana. Paulatinamente, las mujeres fueron perdiendo sus derechos hasta ocupar el rol de sumisión que atribuimos a la Europa medieval. Como contrapartida, la esclavitud fue abolida.